Hoy en día, son muchísimas las opciones para encontrar formación en el campo de la educación no formal, o actividades en las que puedas aprender con la experiencia misma. Desde este post, hoy me quiero centrar en las posibilidades que nos ofrecen gran parte de las entidades sociales vinculadas al tercer sector.
Desde aquellas que trabajan en el campo socio – asistencial, pasando por las de defensa de los derechos humanos o la cooperación al desarrollo. Todas éstas organizaciones dan y reciben de sus voluntarios ese feed-back que les ayuda a continuar hacia adelante y que para ambas partes supone un aprendizaje y un enriquecimiento constante.
Son en la mayoría de los casos, las organizaciones quieres diseñan y preparan estas formaciones para cultivar y formar mejor a quienes comparten su tiempo y sus objetivos con los de la entidad, con un objetivo doble: por una lado, motivar e incentivar a los voluntarios para la participación activa de éstos en el día a día de las organizaciones, y por otro, para capacitar a éstos para el trabajo con determinados colectivos específicos: jóvenes en riesgo de exclusión social, mujeres víctimas de violencia de género, inmigrantes, discapacitados físicos o intelectuales, prevención de drogodependencias, o la lucha contra el VIH – SIDA, etc.
Son muchos y diferentes los ámbitos de actuación de éstas organizaciones, y es a través de la interacción entidad – voluntario, dónde se empieza a recorrer uno de los caminos más interesantes para los caminantes, donde se aprende andando, como en la mayoría de las cosas de la vida.
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